3 July, 2012
979
Con su boca en mi pezón me sentía plena. Se le notaba feliz y satisfecho.
Y aquel elixir divino en sus labios hacía que pidiera más; quizá con ansia e, incluso, con un poco de gula.
Hasta que caía rendido, relajado, saciado y dispuesto a ser transportado en mis brazos. Sin importar el lugar. Solo sabiendo que en unas horas volvería a salir de la cuna para recibir otra dosis de aquel apetecible brebaje blanco.
Add Comment